"Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos.” 2 Corintios 4:8-9
Encontré a Jesús en la infancia. Hoy sigo caminando de su mano, la mayoría del tiempo Él me ha cargado en sus brazos pero definitivamente nunca me ha soltado y vivo con la certeza que nunca lo hará.